martes, 8 de octubre de 2013

Lectio Divina de Lucas: índice de textos

Las propuestas de lectura orante del evangelio de Lucas que ofrecemos aquí han sido redactadas por el equipo de LECTIO DIVINA de la Universidad Pontificia Comillas. Esperamos que sirvan de ayuda a la oración personal y de grupos.

Hijo pródigo, Sieger Köger


Lucas 1,5-25: El anuncio a Zacarías
Lucas 1,26-38: El anuncio a María
Lucas 1,39-56: La visita a Isabel y el cántico del Magnificat; Otra propuesta de lectura orante: Feliz tú, que has creído.

Lucas 2,1-21: El nacimiento de Jesús
Lucas 2,22-52: La presentación de Jesús en el templo. Perdido entre los doctores
Lucas 3,1-18: La misión de Juan Bautista; Otra propuesta de lectura de Lc 3,1-6Lc 3,10-18
Lucas 3,21-4,13:

Lucas 4,14-30: Otra lectio divina de Lc 4,14-21 y Lc 4,21-30 
Lucas 5,1-11: Una oración con Lc 5,1-11 (Una llamada junto al lago) y otros textos sobre Pedro
Lucas 5,12-26:
Lucas 5,27-39: 

Lucas 6,12-26
Lucas 7,11-17
Lucas 7,18-35
Lucas 7,36-39

Lucas 8,19-21
Lucas 8,40-56
Lucas 9,1-6
Lucas 9,10-17: Otra propuesta de oración sobre la multiplicación de los panes
Lucas 9,16-22
Lucas 9,28-36: Otra propuesta de oración: Mientras oraba, su rostro cambió.
Lucas 9,37-45
Lucas 9,46-50
Lucas 9,51-62

Lucas 10,17-24
Lucas 10,25-37
Lucas 10,38-42

Lucas 11,1-13
Lucas 12, 1-12
Lucas 13,10-17
Lucas 15,1-32: Las parábolas de la misericordia; Otra propuesta de oración para la parábola del padre misericordioso.

Lucas 16,1-12
Para Lucas 17,5-10
Lucas 18,1-8
Lucas 18,9-14
Lucas 18,35-43
Lucas 19,1-10
Lucas 19,11-28
Lucas 19,29-40: Otra propuesta de oración en Sabores de Dios: Bendito el que viene en nombre del Señor
Lucas 19,41-46

Lucas 20,9-19
Lucas 20,20-26: Otra propuesta de oración: Señor mío y Dios mío
Lucas 20,27-40
Lucas 20,41-47

Lucas 21,1-4
Lucas 21,5-19: Otra propuesta de oración de Lc 21,5-19 (Una palabra para tiempos difíciles)
Lucas 21,25-38
Lucas 22,14-23
Lucas 22,24-38
Lucas 22,39-46
Lucas 22,47-53
Lucas 22,54-71

Lucas 23,1-12
Lucas 23,13-35
Lucas 23,26-49 
Lucas 23,48-56

Lucas 24,1-12 
Lucas 24,13-35
Lucas 24,36-49
Lucas 24,50-53; Hechos 1,2-11

Hechos 2,1-12: Pentecostés

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lunes, 7 de octubre de 2013

Pentecostés

Lectura orante de Hch 2,1-12 

1Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. 2De repente vino del cielo un ruido, semejante a un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. 3Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. 4Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo los movía a expresarse.
5Se hallaban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. 6Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 7Todos, atónitos y admirados, decían:
–¿No son galileos todos los que hablan? 8Entonces ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? 9Partos, medos, elamitas, y los que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, 10Frigia y Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros romanos, 11judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios.
12Estaban todos estupefactos y perplejos, y comentaban:
–¿Qué significa esto?
13Otros, por el contrario, se burlaban y decían:
–Están borrachos. 

CUANDO LEAS

Intenta comprender lo que dice el texto. La explicación y estas breves notas tal vez puedan ayudarte.

Recuerda, en primer lugar, que Hechos de los Apóstoles es la segunda parte de la obra lucana y que en ella el principal protagonista es el Espíritu Santo. Él es quien consolida la comunidad y dirige la misión.

Fíjate en el escenario en el que tiene lugar la acción del pasaje: era el día de Pentecostés, una fiesta muy significativa para los judíos, y los discípulos estaban reunidos.

Observa que el episodio narrado tiene dos partes: en una se describe la venida del Espíritu sobre los creyentes. El fuego y el viento son elementos que aparecen con frecuencia en el AT, y expresan una manifestación especial de Dios. La segunda parte de este episodio se centra en las consecuencias de la venida del Espíritu sobre la comunidad: la comunicación del mensaje de salvación a todos los pueblos, de modo que todos lo comprenden por encima de diferencias lingüísticas o culturales.
En Pentecostés comienza una nueva etapa de la acción salvadora de Dios hacia la humanidad, la etapa definitiva en la que no existen fronteras. El nuevo Israel, a quien el Espíritu ha hecho misionero, ha de llevar este mensaje hasta los confines del mundo. 

CUANDO MEDITES

- En este momento intenta descubrir el mensaje que encierra el pasaje que hemos leído para ti, desde las circunstancias concretas en las que te encuentras. Recuerda que el Espíritu continúa estando vivo y actuante igual que en los inicios del movimiento cristiano.

- Pueden ayudarte a reflexionar estas preguntas:
¿Me siento identificada en algo con lo que sucedió el día de Pentecostés?
¿Cuál es mi experiencia del Espíritu de Dios? ¿En qué momentos lo siento como fuerza en mi vida? ¿A qué me impulsa?
¿Percibo la reacción que provoca en otros la presencia del Espíritu en mi vida? ¿Cómo?
¿A qué me compromete la reflexión de hoy? 

CUANDO ORES

Acepta, confiada, su presencia. Reconoce que todo lo puedes con él. Pide, confía, espera , acoge y contempla.

¡Ven, Espíritu Divino!

1. Ven, Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

2. Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

4. Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

5. Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas 

martes, 6 de agosto de 2013

La misión de Juan Bautista

Lectio divina de Lc 3, 1-18

En el año 15 del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanio tetrarca de Abilene; bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, la palabra de Dios se dirigió a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. (1 Sam.3,1; Jer.1,2;  Ez.1,3¸Mc.1,2-8).                                                     
Y se fue por toda la región del Jordán anunciando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías (Is.40,3-5):
“Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus sendas;  todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará.Y verá todo mortal la salvación de Dios” ( Sl 67,3)

A la multitud que acudía para ser bautizada por él decía: «Raza de víboras (Is.59,5), ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que se avecina? (Sof.1,15)  Dad, frutos dignos de conversión, y no vayais diciendo en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham" (Jn.8,31-40; Rm.9,7-8)); porque os digo que Dios puede de estas piedras sacar hijos para Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.» (Mal 3,19.23)
La multitud le preguntaba: «¿Qué debemos hacer?» (Hch.2,37)
Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.» (Is.58,7; Mt.5,40.42; Lc.6,29-30; St.2,15-17)
Vinieron también publicanos (Lc.7,29) a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.» (Lc.19,1-10)           
Le preguntaron también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?»
El les dijo: «No maltratéis, ni denunciéis a nadie, y contentaos con vuestra paga.»

Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Mesías,  respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego (Hch.2,3-4). En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.» (Mal.3,19)
 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia (Lc.2,10)
Pero Herodes, el tetrarca, reprendido por Juan por el asunto de Herodías la mujer de su hermano, y por todas las malas acciones que había hecho, añadió a todas ellas la de encerrar a Juan en la cárcel. (Mc 6,17-29)

CUANDO LEAS

Observa la introducción a la escena: cómo está encuadrada en el espacio y en el tiempo.  Por una parte la historia de la humanidad fuera del ámbito judío: el año quince de Tiberio César, con un gobernador, Poncio Pilato en Judea, por otra parte el mundo judío representado por los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás, y los tres tetrarcas, hijos de Herodes el Grande. El espacio donde se desarrolla todo el episodio es el desierto y toda la región del Jordán.
El desierto: lugar querido y privilegiado para Israel, lugar de la Alianza con Dios, del caminar de Dios con su pueblo.
El Jordán: el río que hay que vadear para poder entrar en la tierra prometida, para volver a la tierra, el río en el que, bañándose, se curó Naamán de su lepra.
Fíjate en la profecía de Isaías que cierra la introducción, en la acción que indican los verbos: preparad, allanad, será rellenado, será rebajado, se enderezará, se igualará...hasta llegar al resultado final: y verá todo mortal. ¿Quiénes son los sujetos de estas acciones?¿qué movimiento indican?

Mira después la escena principal: Los personajes: Juan, la multitud, los publicanos, los fariseos, todos... ¿Qué hacen? Observa detenidamente el diálogo que se instaura. Tres veces la misma pregunta y una respuesta diferente cada vez con un fondo común. Trata de comprender el sentido de cada una de las respuestas.
Al final no hay pregunta pero Juan responde. Lee con atención esa respuesta que habla del presente, del futuro y  es profecía. ¿Qué anuncia en concreto Juan?

CUANDO MEDITES

Siéntete dentro de la escena. Oye a Juan Bautista hablar como profeta, escucha su decisión y su valentía, oye su anuncio. Pregúntate también tu “Y yo, ¿qué debo hacer?”. Escucha atentamente, es importante que escuches desde tu realidad concreta, desde el hoy de tu vida. Ábrete después a la respuesta que te hablará de fraternidad, de rectitud, de reconciliación... teniendo en cuenta lo que tú vives.
Profundiza también en la persona del Bautista, en su ser de profeta, en el precio de su misión y en su valentía al realizarla.  Hoy la Palabra de Dios se dirige a ti. Cada uno de nosotros es un profeta.

CUANDO RESPONDAS A DIOS CON LA ORACIÓN


Pide al Señor que te conceda el deseo de preparar sus caminos, de contribuir con tu vida, tu acción, tu palabra a que su proyecto sobre el mundo se haga realidad. Desea recibir el Espíritu y el fuego que te darán valentía y decisión. Da gracias por tantas personas que se comprometen en este proyecto en el mundo. Por tantos que saben dar incluso la vida por aquello en lo que creen, por los que están dispuestos a una verdadera conversión. Alaba a Dios porque su salvación es para todos, porque su venida es la salvación de todo mortal y eso es Buena Noticia.

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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas 

lunes, 5 de agosto de 2013

La presentación de Jesús en el templo. Perdido entre los doctores

Lectio divina de Lc 2,22-52 

(1ª) Cuando llegó el tiempo de su purificación, conforme a la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor –así lo prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor– y para hacer la ofrenda que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones [Lv 12,8].
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel y se guiaba por el Espíritu Santo. Le había comunicado el Espíritu Santo que no moriría sin antes haber visto al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando los padres introducían al niño Jesús para cumplir con él lo mandado en la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
Ahora, Señor, puedes despedir a tu siervo
en paz, según tu promesa,
porque mis ojos han visto esta salvación [Is 40,5]
que has colocado ante todas las gentes:
como luz para alumbrar a las naciones [Is 49,6]
y gloria de tu pueblo, Israel.

Su padre y su madre estaban admirados por lo que decía acerca del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
Mira: éste está puesto para que todos en Israel caigan o se levanten;
será una bandera discutida
mientras que a ti una espada te atravesará el alma
así quedará patente lo que todos piensan.

Estaba allí la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era de edad avanzada, había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo noche y día con oraciones y ayunos. Se presentó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a cuantos aguardaban el rescate de Jerusalén.
Cumplidos todos los preceptos de la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de saber; y el favor de Dios lo acompañaba.

(2ª) Por las fiestas de Pascua iban sus padres todos los años a Jerusalén [Dt 16,1-8]. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según costumbre. Al terminar esta, mientras ellos se volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Pensando que iba en la caravana, hicieron una jornada de camino y se pusieron a buscarlo entre parientes y conocidos. Al no encontrarlo, volvieron en su busca a Jerusalén.
Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban atónitos ante su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, se quedaron desconcertados, y su madre le dijo:
Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
El replicó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tengo que estar en la casa de mi Padre?
Ellos no entendieron lo que les dijo. Bajó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre lo guardaba todo en su interior. Jesús progresaba en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.

TRASFONDO DE LECTURA

Comienza observando que el texto tiene dos partes. Están señaladas. Los dos relatos se parecen bastante. Pero tienes que fijarte en los detalles, especialmente, en la insistencia por parte de Lucas de que la ley y los profetas se cumplen en Jesús
El primer bloque (1ª) se refiere a la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén. Lo llevan sus padres según lo previsto por la Ley de Moisés. Es la costumbre. Puede dividirse en cuatro partes:
1.Escena en la que José y María llevan al niño Jesús al templo de Jerusalén.
2.Recibimiento del niño por Simeón y doble oráculo sobre el destino del niño.
3.Recibimiento del niño por la profetisa Ana.
4.Conclusión, que comprende el regreso a Nazaret, y apostilla sobre el crecimiento del niño.
El segundo bloque (2ª), cuando Jesús tiene unos doce años, sube de nuevo a Jerusalén para la fiesta de Pascua. Es también la costumbre. Pero los detalles de la estancia en Jerusalén son muy diferentes al texto anterior. Aquí lo importante no es tanto la ‘presentación’ cuanto que Jesús ‘se pierde’... Y, claro está, viene la consiguiente preocupación de María y José. También puede dividirse en cuatro partes:
1.Jesús y sus padres suben a Jerusalén.
2.Los padres pierden a Jesús y lo buscan.
3.Los padres encuentran a Jesús y se quedan desconcertados. Jesús responde subrayando las exigencias de su Padre.
4.Conclusión: Jesús baja con sus padres a Nazaret, y de nuevo la apostilla sobre el crecimiento del joven Jesús.

MEDITACIÓN

* La ida a Jerusalén cumple una ley que dice que a partir de los 12 años, todo judío tenía que ir por Pascua al templo. Hay un rito y para un judío este “ir a la casa del Señor” era todo júbilo, alegría. ¿Qué sentirá Jesús al saber que va a la casa de su Padre?...
* Jesús nos enseña que toda vida espiritual tiene que aceptar la ley.“Las vivencias más hondas del amor deben reflejarse en unos preceptos” (K.Rahner). ¿Qué sentirá el corazón de este Niño al acercarse a Jerusalén, él que tenía tan presente su filiación?...
* Subida a Jerusalén, siempre es subida, camino ascendente hacia la cruz. Jesús se queda en el templo, con la consiguiente sorpresa y desconcierto de sus padres. Sorpresa y dolor. El discernimiento de Jesús se mueve entre la sorpresa y el dolor. Jesús era consciente de donde tenía que estar. ¿Cómo estará María?... ¿Y José?...
* Desconcierto. Porque la voluntad de Dios era que estuviera en el templo y que los padres, angustiados, lo buscaran. Y este desconcierto y misterio provoca dolor. Jesús experimenta ya desde pequeño lo que es el dolor, al ver así a sus padres. ¡Cuántas veces a nosotros,...!
* Jesús, sabiduría divina, ahora se encuentra entre los doctores. Quiere estar en las cosas de su Padre. En medio de la tranquilidad de los años, un anuncio profético que hay que hacer en total independencia (de la familia, etc.). Es la voluntad del Padre que se hace en esa ruptura total, por muy sagrado que sean los vínculos que tenga. Su Padre es el Único Absoluto. Incluso los afectos más santos, todo esta supeditado, subordinado a la voluntad del Padre. ¡Adentrarse en ese desgarro de Jesús!. “La salvación nos llega cuando nos entregamos de una forma ferviente a las cosas del Padre” (K.Rahner).“Dios es nunca bastante” (Francisco de Asís).

ORACIÓN

Como siempre, cuéntale ahora a Dios lo que estas sintiendo: tu ilusión, tu miedo, tu decepción, tu esperanza. Ábrete a él en fe, acción de gracias, súplica, ofrecimiento, confianza, aceptación... Pregúntale alguna duda que te quede y espera su respuesta. Formula alguna pregunta que él te hace y respóndele.
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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas  

domingo, 4 de agosto de 2013

El nacimiento de Jesús

Lectio divina de Lucas 2,1-21

En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto ordenando que se empadronasen todos los habitantes del imperio (2 Sam.24).  Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria.  Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad.
También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Miq.5,1-2) por ser de la casa y familia de David (Lc.1,27), para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Y mientras estaban allí a María se le cumplieron los días para dar a luz y dio a luz a su hijo primogénito (Col.1,15), lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre (2 Sam.7,8), porque no habían encontrado sitio en el albergue. 

Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche (Is.9,11)  al raso y se turnaban  velando su rebaño. Un ángel del Señor se les apareció (Gn.16,7) y la gloria del Señor los envolvió con su luz (Ex.24,16).  Quedaron sobrecogidos con un gran temor (Lc.9,34), pero el ángel les dijo: - No temáis, os traigo la buena noticia de una gran alegría (Is.52,7), que es también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy (Sl.2,7) un Salvador, que es el Mesías, el Señor, en la ciudad de David. Esto os servirá de señal (Lc.1,20.36): Encontraréis un niño (Is.7,14) envuelto en pañales y acostado en un pesebre (1Cor.1,22-25).
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en las alturas  (Lc.19,38; Sl.29,9) y en la tierra paz a los hombres que El ama”.
Y cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vamos a Belén para ver esas cosas que han sucedido y que el Señor nos ha comunicado.
Fueron deprisa y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre.  Al verlo, comunicaron las cosas que les habían dicho a cerca de este niño. 
Y cuantos escuchaban se quedaban admirados por lo que decían los pastores. 
María, por su parte, guardaba todos estas cosas y las meditaba en su corazón (Lc.2,51). 
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios porque todo lo que habían visto y oído correspondía a cuanto les habían dicho.
Y cuando se cumplieron los ocho días para la circuncisión, le pusieron el nombre de Jesús ( Lc.2, 11; Mt.1,21; Lc.1,31), como lo había llamado el ángel ya antes de su concepción.

CUANDO LEAS

Fíjate en las tres escenas en las que se divide el texto: Introducción; Nacimiento de Jesús (en Belén); Anunciación a los pastores (en los campos); los pastores junto al niño(nuevamente en Belén).
Observa los lugares y  los tiempos. Todo es significativo.
LUGARES: todo el imperio, Siria, Nazaret de Galilea, Belén de Judá la ciudad de David, un pesebre, un albergue, unos campos, el cielo y la tierra.  Al principio la panorámica es muy amplia, desde “todo el imperio”, focalizamos cada vez algo más pequeño, más concreto, más familiar:  pequeños pueblos, campos, un albergue, un pesebre, hasta el vientre mismo de una joven madre.  Al final del texto el coro de los ángeles vuelve a ampliar la panorámica, es que la Buena Noticia que anuncian, interesa al cielo y a la  tierra.
TIEMPOS: El texto nos sitúa “en aquellos días”, para enlazar con todo lo que se está diciendo en el texto de Lucas hasta entonces, en los días del nacimiento de Juan, de las dos anunciaciones, de la visitación... A María se le cumplieron los días para dar a luz.  No solamente le llegó el momento, con una perspectiva meramente temporal, de algo que normalmente debe suceder, sino que lo que ocurrió fue un cumplimiento de algo que “tenía” que pasar.
Los pastores “de noche” velan. Son los representantes de toda la humanidad, que en tinieblas, espera que sobre ella brille una gran luz Is.9,11. El anuncio del ángel, la Buena Noticia que trae es para HOY. Un presente teológico que es el tiempo de la intervención favorable de Dios.
Fíjate también en LOS PERSONAJES y date cuenta de lo que se dice de ellos: Augusto emperador, dueño y señor de todos y de todo que da orden de censar toda la tierra. José, de la familia de David que cumple ordenes, entrando así en una obediencia a las leyes sociales de su tiempo. María que sigue al esposo solidaria en la misma obediencia, independientemente de su estado de gravidez tan avanzado. La veremos también al final de nuestro texto como quien GUARDA Y MEDITA los acontecimientos en el corazón. Un niño que nace, que entra en la historia de los hombres de forma muy sencilla, muy humilde, pero del que se dirá que es: El SALVADOR, EL MESÍAS, EL SEÑOR, títulos que el judaísmo daba a Dios. Los pastores, gente sencilla, algo marginal en aquellos tiempos, que duermen al raso y vigilan por turno el rebaño, testigos de una manifestación extraordinaria de Dios (teofanía) y de un mensaje de alegría universal que los convierte en mensajeros presurosos a la vez que testigos. Un ángel del Señor, un mensajero. El Antiguo Testamento, a veces, habla así del mismo Dios. La multitud del ejército celestial que alaba, los que escuchan en Belén que se quedan admirados.

CUANDO MEDITES

Ve recorriendo el texto en tu interior por escenas. Repite muy lentamente las palabras, procura sentirlas y no solo decirlas, conserva y guarda como María, revive los distintos momentos mientras vas pronunciando el texto. Da espacio al experimentar, al sentir, deja que resuenen las palabras en tu interior y te hablen personalmente.

RESPONDE CON LA ORACIÓN


Desde la Palabra que has recibido habla con el Señor, toma parte del coro de los ángeles, alaba, da gracias, alégrate con los pastores, recibe el mensaje de salvación, de paz y de amor y pídelo para el mundo, para ti, para los cercanos y los lejanos. 

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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas 

sábado, 3 de agosto de 2013

La visita a Isabel y el cántico del Magnificat

Lectura orante de Lc 1,39-56

En aquellos días, levantándose María se encaminó a toda prisa a la montaña, a una ciudad de Judea; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio saltos en su vientre e Isabel se llenó de Espíritu Santo y exclamó con una gran voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Y ¿de dónde a mí esto, que venga a mí la madre de mi Señor? Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio saltos de alegría en mi vientre. ¡Y dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha prometido de parte del Señor!
Y María dijo:
Engrandece mi alma al Señor,
 y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque se  fijó en la humillación de su esclava;
pues mirad, desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque hizo en mi favor grandes cosas el Poderoso,
su nombre es Santo
y su misericordia por generaciones y generaciones
para aquellos que le temen
Hace proezas con su brazo
dispersa a los soberbios de corazón
derriba de los tronos a los poderosos
y levanta a los humildes,
llena de bienes a los hambrientos
y despide vacíos a los ricos
Acoge a Israel, su siervo,
recordando la misericordia
tal como lo prometió a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia eternamente.

María se quedó con ella unos tres meses y después volvió a su casa. 

CUANDO LEAS 

Observa las dos partes del texto: la primera, el encuentro de María e Isabel; la segunda, el cántico de María. Fíjate en los verbos y en sus protagonistas.

Constata  lo que sabes al terminar de leer la escena:
- Acerca de Isabel: ha sido capaz de interpretar la señal recibida de su hijo de que está en la presencia del Señor y, yendo más allá de las apariencias (lo que sus ojos “ven” en María es a su joven pariente de Nazaret), su fe la proclama: Madre de mi Señor, bendita y dichosa. En su felicitación no usa la persona tú, sino la tercera persona: “Dichosa la que ha creído” y eso insinúa una situación de felicidad que puede repetirse en todos los que crean.
- Acerca de María: es ella la que ha tomado la iniciativa de ponerse en camino (el verbo “levantarse” es el que se usa para la Resurrección) y lo hace a toda prisa, indicándonos algo de su actitud interior de prontitud y disponibilidad. Su voz llena de Espíritu Santo a Isabel y hace que el niño da saltos de gozo en su seno. Se nos revela como Madre del Señor y  como bendita (prolongación de las palabras del ángel en la Anunciación), y dichosa (anticipación de la proclamación de las bienaventuranzas). Estos títulos aluden a aspectos más profundos y receptivos que el de sus acciones y nos anuncian que su identidad más profunda consiste en su relación con Dios y su fe en El: la  Madre del Señor tiene también como nombre: “la que ha creído”.

En la segunda parte, el cántico nos hace comprender que la alegría y la alabanza de María nacen de saberse mirada por el Señor: por eso es capaz de ponerse a contemplar el mundo con Su misma mirada. Es Él quien hace cosas grandes y a ella no le queda más que “engrandecerle” y dejarle a El todo el espacio y todo el protagonismo.
- Acerca de Dios: aparece dos veces (la repetición es la manera bíblica de subrayar la importancia de una idea) como sujeto del verbo prometer;   en el cántico recibe estos títulos: Señor, Salvador, Santo, Poderoso y se hace referencia dos veces a su misericordia. Sus acciones nos revelan algo de sus “costumbres y preferencias”,  las mismas que contemplaremos en  Jesús a lo largo de todo el Evangelio. 

CUANDO MEDITES 

Mira a las dos mujeres portadoras de un misterio de vida, habitadas por una vida en semilla:
- las dos atentas: María a la noticia de que Isabel, la estéril, espera un hijo; Isabel, a la voz de María, a la vida invisible que lleva dentro
- las dos van más allá de ellas mismas: María sale de Galilea; Isabel va más allá de lo que ve: llama a María “Madre de mi Señor”
- cada una da, recibe y aprende de la otra: María, su saludo y su servicio; Isabel, su reconocimiento, su bendición y su proclamación de felicidad
- cada una conduce a la otra más allá de sí misma: María pro-voca la fe de Isabel y que se llene de Espíritu Santo; Isabel pro-voca a María para que cante el Magnificat.

CUANDO ORES

- Siéntete, como María, bajo la mirada del Dios que te envuelve en su misericordia y déjate inundar por el gozo que desborda de toda la escena.
-Agradece la Vida de la que eres portador/a, el “fruto” de la acción de Dios que está ya presente en ti. Pídele ser capaz de reconocer esa presencia y esa Vida en los demás.
- Déjate contagiar por su manera de contemplar el mundo y por sus preferencias.
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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas 


viernes, 2 de agosto de 2013

El anuncio a María

LECTURA  ORANTE  DE  Lc 1,26-38

A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea que se llamaba Nazaret, a una virgen prometida a un hombre de la estirpe de David, de nombre José; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando donde ella, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: No temas, María, porque has conseguido el favor divino. Vas a concebir,  darás a luz un hijo y le llamarás de nombre Jesús. Él será grande, y se llamará  hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su padre. (Él) reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.
María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, si yo no vivo con un hombre?
El ángel contestó: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso al que va a nacer lo llamarán “Consagrado”, Hijo de Dios. Ahí está tu parienta Isabel: a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y a la que llamaban estéril está ya de seis meses. Para Dios no hay nada imposible.
María contestó: Aquí está la esclava del Señor. Y el ángel la dejó. 

Trasfondo a la lectura

Algunos cuadros de la Anunciación presentan a María leyendo las Escrituras en el momento en que el ángel se le aparece. Estaría leyendo las profecías mesiánicas que prometían la llegada de un Mesías, de un Salvador.  Su corazón oraba pidiendo su pronta venida.  La lectura de la Palabra es el contexto en que Dios puede también llegar a nosotros como a María con un mensaje.  Lo que Dios quiere decirte esta tarde está ahí escrito.  Léelo despacio.  No te pierdas detalle.  Busca por los rin­cones. Hazle preguntas al texto.  Deja que el texto te haga preguntas a ti. ¿Dónde entras tú en el cumplimiento de esas profecías?
Se trata de un relato de “Anunciación” según un género literario muy esquematizado, y puesto en paralelo con la anunciación de Zacarías que leímos la semana pasada. Dios manifiesta su mensaje por medio de Gabriel. La vidente se turba (v. 29 = 12). Gabriel dice: “No temas” (v 30 = 13). “Darás a luz un hijo y le llamarás” (v 31 = 13). “Será grande” (v 32 = 15). Pregunta del vidente (v.34 = 18). Un signo (v. 36 = 20).
El Salvador no viene del cielo en una cápsula espacial.  No será un extraterrestre.  Brota de la tierra. Es uno de nuestra raza. Es respuesta a una promesa de Dios y a la esperanza de un pueblo, Israel. María es su vínculo con nuestra naturaleza y nuestra historia. Pero al mismo tiempo es un don de Dios y no de la fuerza generativa del hombre. “La fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Encabeza una humanidad nueva, un nuevo comienzo. Hijo de Adán, pero nuevo Adán (3,38).

Meditación

¿Qué se dice de María?
¿Por qué ha encontrado María gracia a los ojos de Dios.  ¿Cuáles son los criterios de elección de Dios? ¿Por qué escogió una muchacha virgen de Nazaret? ¿Qué te sugiere la palabra Nazaret? ¿De Nazaret puede salir algo bueno? ¿Cómo contrastan los criterios de elección de Dios con los nuestros?

¿Qué se dice del niño? Las palabras del ángel están inspiradas en 2 Samuel 7,9-16) y ven en el niño el cumplimiento de las promesas hechas a David, así como las palabras dichas sobre el Bautista eran el cumplimiento de Malaquías 3,1-3. 23.24 y sus promesas para los sacerdotes de Leví.

María se turba. ¿Por qué? ¿Sorpresa, desconcierto, estremecimiento?. Se turbó Herodes (Mt 2,3), Zacarías (Lc 1,12), los de Emaús (Lc 24,38). Pero la voz la tranquiliza y sigue pidiendo su disponibilidad.  Equivale al desconcierto ante algo que viene a alterar súbitamente nuestros planes y que no sabemos comprender del todo. Comparar su turbación con la nuestra, con nuestros miedos y perplejidades.

María se pregunta. ¿Cómo encaja este proyecto en mi realidad presente? ¿Qué sucederá cuando me vean encinta? ¿Quién se creerá mi relato?¿Sabré ser la madre adecuada? ¿Cuáles son mis preguntas? ¿Cómo encajan los panes que Dios me anuncia con la visión previa de mi realidad?

María cree. “Dichosa porque has creído que se cumpliría todo lo que ha dicho el Señor” (Lc 1, 45). Con la fe de Abraham y de los patriarcas, con la fe que se explicita en el capítulo 11 de la carta a los Hebreos. “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13). “Para Dios no hay nada imposible” (Lc 1, 37). Zacarías no creyó y pidió garantías. María en cambio no se mira a sí misma, a lo que ella puede o no puede, sino a la Palabra que la invita. Creer es abandonarse y comprometerse.

María consiente. “Hágase en mí”. No dice: “Lo voy a hacer”, sino “Hazlo”, “Te doy permiso”. “Consiento a tu voluntad”. El sí de María abre de nuevo las puer­tas del Paraíso que cerró la rebeldía de Eva. En aquél sí se jugaba el futuro del mundo. ¡Qué trascendencia tan grande tienen las decisiones espirituales que se toman en aparente intrascendencia! Las repercusiones de un sí dado a Dios son insospe­chadas. Permiten al Verbo encarnarse para redimir el mundo.

Oración

Cuéntale ahora a Dios lo que estas sintiendo: tu ilusión, tu miedo, tu decepción, tu esperanza. Ábrete a él en fe, acción de gracias, súplica, ofrecimiento, confianza, aceptación... Pregúntale alguna duda que te quede y espera su respuesta.  Formula alguna pregunta que él te hace y respóndele.
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